El arte es una parte importante de mi, llevo mucho tiempo dedicando un pedazo de mi alma a estudiar, apreciar y descubrir el arte (y lo que me queda aún). Si al igual que yo disfrutáis del arte y os interesa, seguro que tenéis una obra que destaca ante el resto, ya sea porque os gusta o porque en su momento os sorprendió. En mi caso esa obra podría ser las Meninas de Velázquez. En realidad no se trataba de una obra que me gustase especialmente, me parecía singular y llena de misterios, sin embargo existían otras obras entre mis favoritas. Pero tras mucho tiempo estudiando este cuadro y comparándolo con otros que se inspiraron en ella (Picasso y sus meninas) ya tenía digamos que una idea de lo que esperaba fuera este cuadro.
No obstante, seguramente ya os habréis dado cuenta que cuando llega el momento de ver una obra tan mundialmente conocida en la realidad, las impresiones que obtenemos son muy diferentes a lo que presuponemos viéndolas en fotografías. Para mí ver las Meninas en el museo del Prado fue toda una experiencia mágica. De repente descubrí el tamaño que tenía esta obra, pues es un cuadro de grandes dimensiones que aunque leamos lo que mide al verlo en un libro no somos conscientes de lo que impresiona. A demás si habéis visitado el Museo del Prado veréis como la disposición de las Meninas preside una sala realmente hermosa, amplia y llena de luz, lo cual hace que aun el cuadro nos parezca más impresionante, aunque por supuesto su disposición a cambiado mucho con los años.
Pero tras ver estas otras obras volvamos a la original y analicemos lo que se nos muestra. Por un lado de entrada es sin duda un retrato grupal en el que vemos a la infanta Margarita (como personaje central de la escena), a doña María Agustina Sarmiento y doña Isabel de Velasco (las meninas de la reina) que atienden a la joven infanta. Pero este grupo se completa con más personas de palacio, a la derecha en primer término tenemos a los enanos Mari Bárbola y Nicolasito Pertusato, este último hostigando a un perro. Tras estos dos personajes tenemos a la dama de honor doña Marcela de Ulloa junto a un guardadamas y al fondo tras la puerta se asoma José Nieto a la escena. Pero no debemos olvidar a un personaje peculiar y de lo más importante en esta obra, se trata del propio Velázquez que se retrata trabajando en un lienzo cuya parte trasera podemos ver en la zona izquierda de la obra.
Esta composición tan singular hace de esta obra una escena de lo más realista y natural, aunque sin duda nada está colocado ahí por casualidad. Por eso descubrimos dos personajes más en la obra, son Felipe IV y Mariana de Austria, padres de la infanta, que localizamos en un espejo al fondo de la habitación. Y este es uno de los primeros misterios que encierra la obra, pues algunos expertos hablan de que el espejo reflejaba a las personas que se encuentran en el punto de vista del espectador, por lo que los reyes estarían posando para el pintor. Pero por otro lado, se dice que reflejaba el cuadro que Velázquez estuviera pintando en ese momento. ¿Qué pinta Velázquez? Es una pregunta que nos hacemos desde que la obra vió la luz, pero sin duda solo su autor podría responder a esta cuestión. La obra fue bastante privada hasta que en 1819 se abrieran las puertas del Prado y pudieran verlo y copiado, contemplado así por un público más amplio.
Este óleo pertenece a el periodo de madurez del pintor, puesto que lo pintó en 1656 y Velázquez falleció apenas cuatro años después. Se trata de una de las obras de mayor tamaño del autor, teniendo unas dimensiones de 318 x 276 cm, sin duda un tamaño que impresiona. La luz parece brotar de forma natural, destacando los rostros o los ropajes, dejando el fondo en una misteriosa sombra.
Todo esto queda en tu memoria cuando estudias la obra, pero ¿cuales son las sensaciones? En mi caso solo puedo recordar la sensación de ser pequeña. Es tan inmensa que las figuras practicamente estan realizadas a tamaño natural. Parece que en cualquier momento el propio Velázquez pudiera abandonar su obra y darse un paseo por el museo, quizás disfrutaría mucho del paseo. Pero si tengo que destacar algo que me sorprendió al verla, a parte de la majestuosidad de la obra en sí, fué su luminosidad. Por muchas buenas reproducciones que se realicen de la obra, ninguna ( al menos que yo viera) refleja la luminosidad de los colores que puedes ver en persona. Todo parece tan claro ante nuestra mirada, incluso parece que las figuras nos mirasen. Es simplemente una experiencia mágica cuando este cuadro está frente a nosotros que las palabras se quedan cortas para definirlo. Sin duda, es una de las grandes obras de la historia que todo el mundo debería tener la oportunidad de ver, al menos una vez. Yo la he visto ya unas cuantas veces y siempre me siento impresionada. Por eso si os gusta el arte intentad en la medida de lo posible ver esas obras que tanta admiración os merecen y disfrutadlo lo mejor del arte no es conocer nombres, fechas o técnicas, son las sensaciones.
Y para que descubras más de esta obra os comparto un par de vídeos de lo más interesante, no dejéis de verlos.
VISIÓN 360º
Meninas 360 from EnseñArte on Vimeo.
No obstante, seguramente ya os habréis dado cuenta que cuando llega el momento de ver una obra tan mundialmente conocida en la realidad, las impresiones que obtenemos son muy diferentes a lo que presuponemos viéndolas en fotografías. Para mí ver las Meninas en el museo del Prado fue toda una experiencia mágica. De repente descubrí el tamaño que tenía esta obra, pues es un cuadro de grandes dimensiones que aunque leamos lo que mide al verlo en un libro no somos conscientes de lo que impresiona. A demás si habéis visitado el Museo del Prado veréis como la disposición de las Meninas preside una sala realmente hermosa, amplia y llena de luz, lo cual hace que aun el cuadro nos parezca más impresionante, aunque por supuesto su disposición a cambiado mucho con los años.
Esta obra tan singular en la que Velázquez se autorretrata, no solo es un cuadro hermoso en el que el autor plasma su dominio técnico del medio, también fue y es un cuadro inspirador. Y es que basta con hacer una búsqueda rápida para que veamos unos cuantos ejemplos. Para que no tengáis que buscar mucho os pongo algunos ejemplos, sin duda el más recurrente son las obras de Picasso que ya os nombre al principio pero muchos otros autores también se han detenido en esta obra buscando inspiración.
Las Meninas, Pablo Picasso, 1957 |
Las Meninas , Joel Peter Witkin, 1987 |
Meninas Pierre-Adrien Sollier |
Cristobal Toral, D’après Las Meninas, 1975 |
Las Meninas de Masumasa 2013 |
Pero tras ver estas otras obras volvamos a la original y analicemos lo que se nos muestra. Por un lado de entrada es sin duda un retrato grupal en el que vemos a la infanta Margarita (como personaje central de la escena), a doña María Agustina Sarmiento y doña Isabel de Velasco (las meninas de la reina) que atienden a la joven infanta. Pero este grupo se completa con más personas de palacio, a la derecha en primer término tenemos a los enanos Mari Bárbola y Nicolasito Pertusato, este último hostigando a un perro. Tras estos dos personajes tenemos a la dama de honor doña Marcela de Ulloa junto a un guardadamas y al fondo tras la puerta se asoma José Nieto a la escena. Pero no debemos olvidar a un personaje peculiar y de lo más importante en esta obra, se trata del propio Velázquez que se retrata trabajando en un lienzo cuya parte trasera podemos ver en la zona izquierda de la obra.
Esta composición tan singular hace de esta obra una escena de lo más realista y natural, aunque sin duda nada está colocado ahí por casualidad. Por eso descubrimos dos personajes más en la obra, son Felipe IV y Mariana de Austria, padres de la infanta, que localizamos en un espejo al fondo de la habitación. Y este es uno de los primeros misterios que encierra la obra, pues algunos expertos hablan de que el espejo reflejaba a las personas que se encuentran en el punto de vista del espectador, por lo que los reyes estarían posando para el pintor. Pero por otro lado, se dice que reflejaba el cuadro que Velázquez estuviera pintando en ese momento. ¿Qué pinta Velázquez? Es una pregunta que nos hacemos desde que la obra vió la luz, pero sin duda solo su autor podría responder a esta cuestión. La obra fue bastante privada hasta que en 1819 se abrieran las puertas del Prado y pudieran verlo y copiado, contemplado así por un público más amplio.
Este óleo pertenece a el periodo de madurez del pintor, puesto que lo pintó en 1656 y Velázquez falleció apenas cuatro años después. Se trata de una de las obras de mayor tamaño del autor, teniendo unas dimensiones de 318 x 276 cm, sin duda un tamaño que impresiona. La luz parece brotar de forma natural, destacando los rostros o los ropajes, dejando el fondo en una misteriosa sombra.
Todo esto queda en tu memoria cuando estudias la obra, pero ¿cuales son las sensaciones? En mi caso solo puedo recordar la sensación de ser pequeña. Es tan inmensa que las figuras practicamente estan realizadas a tamaño natural. Parece que en cualquier momento el propio Velázquez pudiera abandonar su obra y darse un paseo por el museo, quizás disfrutaría mucho del paseo. Pero si tengo que destacar algo que me sorprendió al verla, a parte de la majestuosidad de la obra en sí, fué su luminosidad. Por muchas buenas reproducciones que se realicen de la obra, ninguna ( al menos que yo viera) refleja la luminosidad de los colores que puedes ver en persona. Todo parece tan claro ante nuestra mirada, incluso parece que las figuras nos mirasen. Es simplemente una experiencia mágica cuando este cuadro está frente a nosotros que las palabras se quedan cortas para definirlo. Sin duda, es una de las grandes obras de la historia que todo el mundo debería tener la oportunidad de ver, al menos una vez. Yo la he visto ya unas cuantas veces y siempre me siento impresionada. Por eso si os gusta el arte intentad en la medida de lo posible ver esas obras que tanta admiración os merecen y disfrutadlo lo mejor del arte no es conocer nombres, fechas o técnicas, son las sensaciones.
Y para que descubras más de esta obra os comparto un par de vídeos de lo más interesante, no dejéis de verlos.
VISIÓN 360º
Meninas 360 from EnseñArte on Vimeo.
FUENTES:
Museo del Prado
Museu Picasso de Barcelona
Museo Reina Sofía
Versiones de la Meninas
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